martes, 5 de abril de 2011




Capitulo III.
 CERTEZA Y EVIDENCIA

Fuerza Asertiva y contenido proposicional

Una de las dimensiones esenciales del juicio es el asentimiento: al juzgar la mente se adhiere a la proposición en la que el juicio se expresa. Un mismo contenido proposicional puede estar dotado a diferente fuerza asertiva. Santo tomas, se deben considerar dos actos de la razón: uno por el que se aprehende la verdad sobre algo y el otro es el acto por el que la razón asiente a aquello que aprehende.
El asentimiento se inscribe en la dimensión reflexiva de la verdad.
Hay otras ocasiones en las que la proposición no es de suyo evidente, ya que la relación entre sujeto y el predicado no aparece claramente;  entonces, puede darse el asentimiento, pero puede también rehusarse o, al menos, suspenderse. De estas diversas tesituras del asentimiento ante el contenido proposicional proviene,  justamente, los diversos estados de la mente ante La verdad: la certeza, la duda, la opinión y la fe. Se produce en cambio, el error cuando se asiente a una proposición que no es conforme la realidad.
1.-LA CERTEZA
La certeza es el estado de la mente que se adhiere firmemente y sin ningún temor a una verdad. Primariamente, es algo subjetivo, un estado de la inteligencia en la que se juzga firmemente, por la remoción del temor de que sea verdadero lo contrario de aquello a lo que  se asiente.
De manera secundaria, por analogía de atribución, puede llamarse también certeza a la evidencia objetiva que fundamenta la  certeza como estado de la mente.





1.1.- Certeza y evidencia

La evidencia es la presencia de una realidad como inequívoca y claramente dada: el hecho de que lo conocido se halle ante el cognoscente en su misma realidad, de que esté presente la realidad misma. La  certeza es, la vivencia de la evidencia, según (Evidenzerlebnis).La evidencia constituye el único fundamento suficiente de la certeza. Así como la verdad se basa en el ser de la cosa, la conciencia de la posesión de la verdad se basa en la patencia objetiva de la realidad.


1.2  .- Certeza y verdad
La certeza no es lo mismo  que la verdad, aunque se trate de nociones estrechamente conectadas.
La verdad es la conformidad del entendimiento con la cosa.
La certeza es un estado del espíritu que, en condiciones normales, procede de hallarse en la verdad, de saber.
 La certeza es una situación del sujeto, una seguridad y, por eso, puede intervenir en ella diversos factores; por ejemplo: la voluntad libre se puede imperar el asentimiento o el disentimiento a verdades que no son de suyos evidentes.
La adhesión a lo falso, es decir, el error; se trataría, en todo caso, de una cosa, de una certeza meramente subjetiva.
Decimos que se da propiamente certeza cuando el entendimiento se adhiere a una proposición  verdadera. El asentir o disentir es, en tales ocasiones, algo natural, que en principio se sustrae a nuestro imperio. Tal certidumbre proviene de una evidencia objetiva: brota inmediatamente y sin necesidad de discurrir de la neta patencia de esas cosas a las que por atribución llamamos también <<ciertas>>.el principio de contradicción -<<el ente no es el no- ente>>- es la primera verdad que surge en nuestro conocimiento de la realidad: es el conocimiento humano más cierto y la causa de la certeza de los demás conocimientos, que por el se iluminan.

1.3.- Evidencia<<quoad se>> y evidencia <<quoad nos>>

En efecto: se llama <<evidente>> a todo enunciado en el que, una vez conocido el significado de los términos, se conoce el valor de la proposición. Ejemplo: sabido lo que significa <<todo>>y <<parte>>, inmediatamente se sabe que el todo es mayor que cualquiera de sus partes.
Pero conviene realizar al respecto una importante distinción entre lo que es de suyo evidente (per se notum quoad se) y lo que es además evidente para nosotros (per se notum quoad nos). Especial relevancia metafísica tiene la aplicación de esta distinción a la proposición <<Dios existe>>. En sí misma (quoad se) es evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, ya que Dios es su mismo ser.
Con respecto a  nosotros (quoad nos), que no sabemos qué es Dios, que no tenemos un conocimiento cabal de su esencia, no es evidente. La existencia de Dios, por lo tanto, necesita ser demostrada por medio de cosas más evidentes para nosotros.
Las cosas son tanto más evidentes y cognoscibles en sí mismas cuanto menos potenciales y más actuales sean; y, en último término, cuanto más intensamente posean el acto de ser, que es como una cierta luz de las mismas cosas.

1.4.-La evidencia mediata

No se trata de una evidencia<<per se>> e inmediatamente, sino de una evidencia que se remite a otros conocimientos, por lo cual debe considerarse como una evidencia mediata

1.5.-Graduación de la certeza

En este campo de las conclusiones, la certeza puede ser mayor o menor.
Aristóteles: Advertía que no debemos buscar el mismo grado de certeza en todas las cosas.
2.      LA DUDA.
Es el estado en el que el intelecto fluctúa entre la afirmación y la negación de una determinada proposición, sin inclinarse más a un extremo de la alternativa que al otro. Se suele distinguir entre duda positiva y negativa: duda negativa: la mente no admite ninguna de las dos partes de la contradicción por falta o defecto de motivos para hacerlo: no hay razones concluyentes ni a favor ni en contra. En la duda positiva: las razones a favor de un extremo y el otro parecen tener igual peso.
La duda: supone una actualización mínima de nuestra mente por la verdad. (Cuando dudamos no tomamos como verdadero lo que es falso, ni estamos privados de toda noticia sobre la verdad. Esta se halla presente a nuestro entendimiento; mas no como verdad, pues en tal caso no dudaríamos, si no como una de las partes de una oposición contradictoria con respecto a la cual todavía no sabemos a qué atenernos).
En la duda hay una suspensión del juicio, que es conveniente mantener cuando no existe la evidencia que el asunto en cuestión requiere.
La interrogación manifiesta que no sabe. Ligeramente distinta de la duda es la conjetura, que no es todavía un juicio, si no sólo la tendencia de dar un juicio, motivada por algún signo, todavía demasiado leve para determinar el acto del entendimiento.
                      
2.1.-Valoracion gnoseológica de la duda.

Los escépticos y critisistas, especialmente los modernos, han presentado la duda como un estado de espíritu propio del sabio. La duda sería el camino para asegurar las pocas certezas que al hombre le cabe alcanzar.
La duda es un estado potencial y, por lo tanto, imperfecto. La duda es una situación de inquietud, de la que la mente tiende naturalmente a salir, para aquietarse con la verdad. El criticista, en cambio, se detiene morosamente en la duda, por que considera que no puede aceptar ninguna certeza que no haya sido totalmente establecida por él mismo, a partir de un estado de no-certeza

2.2.-  Imposibilidad de la duda universal.


La duda universal es sencillamente imposible, porque hay conocimientos indudables de los que no se pueden prescindir, ni siquiera cuando uno se empeña en dudarlo todo, <<quien afirma que hay que dudar de todo hace ya un juicio, el que representa su misma tesis, que es una excepción a lo que con ello se piensa, pues si de todo hubiera que dudar, nada podría afirmarse: ni siquiera la tesis según la cual todo ha de ser objeto de duda.
El que dice tener una duda ya sabe algo: sabe que duda, pues si no lo supiera ¿Cómo podría afirmarla? La conciencia misma de la duda es ya un conocimiento cierto>>.
La conciencia de dudar -como, por ejemplo, la de actuar libremente- es conciencia pura: es un inmediato hecho de conciencia en el que, como advertía San Agustín: no cabe error. En su propia intimidad, la cogitatio es infalible, ya que la vivencia de la subjetividad es formalmente inmanente, no supone un paso a algo distinto de la conciencia en el que- dadas las prevenciones del criticista-  podría haber un riesgo de error. Negada esta infabilidad, se negaría la posibilidad de todo conocimiento. Respecto a los facta internos, de pura conciencia, no hay posibilidad de error (en cuanto son solo hechos de conciencia).
La duda universal es: un planteamiento internamente insostenible porque implica su propia negación. Desde una perspectiva más amplia, se podría también aducirla inobjetable evidencia de los primeros principios y de la experiencia sensible. Decididamente, no es viable dudar de todo.


3.- LA OPINIÓN

Tal es el estado del que opina: el asentimiento a la verdad de una parte de la contradicción, con temor de la verdad de la opuesta.
En la opinión el entendimiento, no asiente, porque a si lo recabe ineluctablemente, el objeto conocido, como en el caso de la certeza. ¿Que es, entonces lo que mueve al intelecto para pronunciarse en un  sentido, en lugar de en el opuesto?
Lo que mueve es una elección de la voluntad le inclina hacia una parte más que hacia la otra.
                 
3.1 Opinión y certeza

En la práctica, es importante discernir entre la opinión y la certeza. Tan injustificado es tener lo cierto por opinable como lo opinable por cierto.
Se puede  tomar lo cierto como opinable si –por defecto de averiguación- no se conocen adecuadamente las razones en las que de hecho se basa esa certeza.
Pero también una opinión puede ser muy vehemente y llegar a transformarse injustificadamente en certeza. -Que será entonces meramente subjetiva- sólo por la firme decisión de una voluntad poco razonable.
Tener criterio es, en buena parte, saber discernir las distintas situaciones en las que -con fundamento en la realidad- se encuentra la mente en cada momento.
La voluntad interviene a favor de una opinión porque la estima como verosímil y como un  bien; si esto acontece sin fundamento confundimos nuestros deseos con la realidad de las cosas, a la que en último término- procede siempre atenerse.




3.2 Opinión y contingencia

La opinión es de suyo una estimación ante lo contingente es decir aquello que puede ser y no ser.
No todo es contingente, no todo es opinable. No intentar hacer ciencia de lo contingente, porque su inestabilidad impide lograr la firme certeza que el saber científico requiere.
La opinión es un estado intelectual característico del hombre.

4.-  LA FE


La diferencia entre la fe y la opinión estriba en que, en el caso de la fe -humana o sobre natural-, la voluntad mueve al entendimiento a asentir con certeza, sin miedo a que sea verdad la opinión contraria, basándose en el testimonio y la autoridad de otro.
No hay que confundir la fe con la simple creencia que en el lenguaje coloquial, se asimila prácticamente a la opinión.
Ejemplo:<<creo que Martha a salido, pero no estoy seguro>>; donde<<creo>>equivale a <<opino>> o <<me parece>>

4.1  Certeza de fe y certeza de evidencia


En la fe no hay -como en la opinión- temor a equivocarse. Por lo tanto, desde el punto de vista de su firmeza, la fe es un tipo de certeza.
La certeza, puede ser certeza de evidencia –fundada en la manifestación objetiva de la verdad-.
-Certeza de fe-  se basa en la autoridad del testigo, manifestada por la evidencia de su credibilidad. Considerando la razón de conocimiento, la certeza de evidencia siempre es más perfecta
La certeza de fe -no obstante la oscuridad de conocimiento puede ser más perfecta en cuanto a la firmeza de la adhesión.


4.2 La libertad de la fe

La certeza de fe es libre en cuanto que depende de la voluntad.
La evidencia solo es indirectamente libre, en cuanto que existe la libertad  de considerar o no lo evidente.
El carácter propiamente libre de la certeza de fe se manifiesta por lo siguiente: conocida la autoridad del testigo por la evidencia de su credibilidad y conocido su testimonio acerca de alguna verdad.
La mente no tiene que asentir necesariamente a esa verdad.
La voluntad solamente se dispone a mover al entendimiento para que asienta; el creer aparece como algo bueno para el hombre .Pero como este bien no es absoluto sino particular , no solicita necesariamente a la voluntad, que puede conducir al entendimiento a considerar otra cosa y así impedir el asentimiento.

4.3 La credibilidad

Se cree algo, en definitiva porque se ve que la ciencia y la veracidad del testigo garantizan su verdad (evidencia de credibilidad).
Creer en algo es siempre, también creer en alguien. Advirtamos que gran número de verdades naturales las admitimos con base en el testimonio de otros: la mayoría de las noticias, de las descripciones geográficas, de los acontecimientos históricos, de las conclusiones de ciencias que no dominamos, etc. Y muchas cosas que ahora vemos con evidencia las hemos sabido antes creyendo a personas de mayor experiencia y conocimientos. Desconfiar sistemáticamente de todo lo que se nos propone para creer, limitaría drásticamente nuestro acervo de conocimientos y haría imposible la vida en sociedad. La sospecha como método no conduce a nada.
En algunos casos, el influjo de la voluntad en el acto de fe es pequeño, porque se conocen muy bien las cualidades del testimonio  o porque son muchos los testimonios concordantes. Pero siempre es necesaria la decisión. Es cierto que el acto de fe es formalmente intelectual, no volitivo o emotivo; y no es menos cierto que, para que alguien crea, es necesario que otro –uno, al menos- sepa. Pero, en el sujeto que cree, la fe descansa en último término en su querer, no en su saber. Como decía Newman, <<creemos porque amamos>>.


4.4La fe sobre natural

En la fe sobrenatural, se crea las verdades divinas predicadas por hombres que ofrecen unos signos de haber sido enviados por Dios para comunicar esas verdades.
En realidad  mediante el instrumento humano, es Dios quien habla y a quien se cree.
Santo tomas: creer: es el acto del entendimiento que asiente a la verdad divina imperando por la voluntad a la que Dios mueve mediante la gracia.

5.-EL ERROR

5.1 Nesciencia, ignorancia y error.

Es preciso distinguir entre nesciencia ignorancia, error.
Nesciencia: simple ausencia de saber.
La ignorancia añade un nuevo matiz a la mera carencia del conocimiento: es la privación de un conocimiento para el que se posee naturalmente aptitud.
El error: consiste en afirmar lo falso como verdadero. Por lo tanto, el error añade –respecto a la ignorancia- un nuevo acto; se puede, en efecto, ser ignorante sin formar ninguna sentencia acerca de lo ignoto y, en tal caso, no se yerra; mientras que el error consiste en hacer un juicio falso acerca de lo que se ignora.

5.2 La falsedad


Lo falso se opone a lo verdadero, decir que no es lo que es o que es lo que no es, es falso; y decir que es lo que es y que no es lo que no es, es verdadero.
La verdad consiste en la adecuación del entendimiento con la realidad; la falsedad es justamente la inadecuación.
El bien del entendimiento es el conocimiento de la verdad.
Los hábitos que perfeccionan el intelecto para conocer se llaman también <<virtudes>> (dianoéticas), ya que facilitan  que la mente realice actos buenos.
La falsedad no solo es la carencia de verdad, sino su corrupción; Así como la verdad es el bien del entendimiento - la falsedad es un mal. Santo Tomas llega a decir que la falsedad en los seres cognoscentes es semejantes a los monstruos en la naturaleza corporal: algo que cae fuera de la ordenación normal de la mente, lo cual de suyo ordenada a la verdad.

5.3 Lo falso se da sólo en la mente


Lo mismo que la verdad, lo falso se da principalmente en la mente. Así  como reconocemos en las cosas una verdad ontológica  no cabe hablar de <<falsedad ontológica>>. Las cosas no pueden ser propiamente falsas, porque omne ens est verum todo ente es verdadero.
Con todo, la realidad no aparece ante el hombre en toda su plenitud: en el fenómeno se nos da el ser, pero el ser no se <<agota>> en su mostrarse sino que tiene un plus de realidad, mas allá de lo dado en el fenómeno.
Solo puede ser formalmente falso el juicio de la mente.
Santo Tomas de Aquino: la falsedad es una operación defectuosa del entendimiento.
El mal cognoscitivo es  el error que reside en el acto del intelecto, no en la realidad de  las cosas.
En el hombre, el error ocurre muchas veces por un razonamiento incorrecto, en el que la conclusión falsa no es una adecuada actualización.
No hay error en la abstracción de las esencias, realizadas por la luz intencional, siempre en acto del intelecto agente los que abstraen no mienten.
Como todo mal, lo falso no se da per se pues la inteligencia tiende naturalmente a alcanzar su fin, que es el conocimiento de la verdad. No solo  per accsidens se equivoca, de modo semejante a lo que ocurre con las operaciones de los entes no intelectuales, que habitualmente logran su objetivo y solo fallan algunos casos.

5.4 El error como privación

De todo lo dicho se deduce de que no existe positivamente el error: nadie conoce propiamente lo falso; más bien no conoce lo verdadero.
El error es una privación.
El conocimiento falso es un conocimiento malo -mal natural- que falla a su regla de adecuación con la realidad, así como el acto humano que falla a la regla ética es moralmente malo.
El error consiste en un defecto de conocimiento; no ocurre en virtud de los datos bien conocidos; sino más bien porque estos faltan y no se advierte así.
El juicio erróneo se toma parte lo que se conoce por el todo: el conocimiento completo o al menos, el suficiente para juzgar con verdad se produce entonces una apariencia en la que lo erróneo parece verdadero.
No confundir la noción  apariencia con la de fenómeno.
El error consiste en dejarse llevar por la apariencia, puede darse el error en aquellas conclusiones que se han alcanzado mediante un razonamiento incorrecto.
Otras veces procede de la aceptación de un testimonio falso. Existe el error teórico y el error práctico: la razón opera dos tipos de acto
Uno que es el esencial  acerca de su objetivo propio; y el otro en cuanto que es directivo de las restantes potencias.
El error práctico se produce en esta segunda índole de actos, cuando la dirección racional de la voluntad y de las facultades inferiores no se adecua a la regla  moral; y en último termino a la realidad de las cosas.
La inteligencia por sí misma no se equivoca; la cosa natural no puede fallar con respecto al ser que le corresponde por su forma, si bien pueden fallarle algunas cosas accidentales o complementarias: un hombre no puede tener los dos pies que normalmente le corresponde, pero no puede fallarle ser hombre.
Por lo tanto el entendimiento no yerra acerca de lo que es. Pero se puede engañar el intelecto en el acto de componer y dividir, o sea de juzgar.

5.5 El reconocimiento de la falsedad


La inteligencia puede conocer la falsedad por una cierta reflexión, nos damos cuenta de que un juicio es verdadero, también por una reflexión correspondiente podemos advertir su falsedad y así al  reconocerla, salimos del error.
En el error hay una inadvertencia, es decir, una falta de reflexión que debería haber.
Estas faltas de atención provienen de las solicitaciones -muy vivas, a veces- de los sentidos, de precipitaciones, olvidos, cansancio, etc.
La presencia del error revela los límites de la humana condición.
Es un hecho específicamente humano, al que los brutos no alcanzan y en el que los ángeles no caen. Además, nuestra índole psicosomática hace que no tengamos una conciencia exacta de los límites de nuestros conocimientos y, por lo tanto, es posible que a veces juzguemos una cuestión sin darnos cuenta que no la conocemos suficientemente.


5.6 La  causa del error

La falsedad, que es una privación, que no tiene causa eficiente sino defectiva.
El error, en cuanto que es un juicio requiere causa eficiente.
Como el juicio erróneo no esta causado por la evidencia, su causa se encuentra con mucha frecuencia en la otra facultad espiritual que mueve el entendimiento: la voluntad. Esto no quiere el error por si mismo, ya que esto implicaría haberlo reconocido  ya como error, sino solo en cuanto el juicio correspondiente aparece como un bien, ya que pone fin a la búsqueda de la verdad.
La voluntad, a fin de mover el asentimiento del intelecto, le hace fijarse en algunos aspectos de la cosa, que son reales pero incompletos, o en ciertas apariencias. Cuando la voluntad se dirige mal, lo hacen queriéndolo como bien y , por lo tanto, supone un error en la inteligencia; pero este error está -a su vez- causado por la voluntad,  que hace juzgar bueno lo que ella quiere en aquel momento, en virtud de una pasión o hábito malo.
La duda misma puede ser ya, en cierto sentido, un error. Desde luego, la duda no es un estado deseable y, en ocasiones, ni siquiera es una legítima situación inicial, científica y pre científica, porque la recta disposición del sujeto le debe llevar a aceptar las certidumbres que inicialmente le son dadas, aunque intente siempre pasar de lo oscuro a lo claro.
Cuando se desconoce todo un determinado asunto, lo que esta en el comienzo es la ignorancia, que es diversa de la duda, mientras que en  aquélla se reconoce no saber, en ésta la mente parece inclinarse ya hacia la negación.  

3 comentarios:

  1. Este Tema explica que es la certeza, la verdad, la falsedad,y la ignorancia

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